jueves, 2 de octubre de 2008

La Cajita


Intenté dibujarla, recordando algunos detalles. No se trataba de “como era” por fuera de mis ojos, sino de cómo la recordaba (O sea de cómo era de mis ojos para adentro).
Ella contenía todo. (Bueno, quizás no todo, había partes que no eran borrones). Ahí entraba mi vida, la cual no es muy diferente de otras vidas. La cajita tenía cosas de todos los días, cosas normales. Tenía voces, juguetes, rincones, caras, besos, aplausos, empujones, resbaladas, palabras, disfraces. Tantas cosas había, que sería muy aburrido enumerarlas.
Cuando la dibujé no pude abrirla. Hubiese sido un acto muy imprudente. Montones y montones de cosas hubieran salido por ahí, invadiendo muchos rincones y plagando el mundo de sombras sin dueño.
Pero ahí estaba. Conteniéndolo todo. Era realmente un dilema. ¿Qué hacer con la cajita?
Un conejo amarillo salió entre los libros y me dijo: “¿Por qué la dibujaste? Deberías haber cerrado la mano y olvidado todo este asunto”
Yo la había dibujado por curiosa. No había llegado hasta ahí por sensata o por valiente. Creía que era inocente, creía que estaba libre del peso del olvido y de los años. Me creía más poderosa que la caja y que saldría ilesa de recordar algunas palabras, algunos lugares, algunas figuras.
La cajita quedó en medio del living. Era realmente incómodo. ¡Imaginen una caja que lo tiene todo! ¡Vayan a moverla para limpiar! Si venían invitados había que disimularla. Ponerle un mantelito y un florero vacío encima para que pase inadvertida (Hasta ese momento me pesaba mucho reconocer ante mis invitados, que yo también tenía una caja, aunque no me molestaba tener floreros sin flores).
Un conejo violeta se acercó y me dijo: “¿Por qué no la aplastás? La haces chatita y la pones debajo de la cama”
Yo no tuve mucha fe. Era tan dura y pesada que no creía poder hacerlo. Recorrí muchas ferreterías intentando encontrar el instrumento adecuado. Tenía que ser un martillo fuerte, y a la vez liviano, para poder moverlo con mi fuerza. (Hay momentos que una mujer se siente desdichada e infeliz por vivir sola. Levantar el martillo era uno de esos momentos. Me recordaba al frasco de aceitunas que tiene la tapa enroscada con mucha fuerza, o el tornillo de la tapita de la luz hundido hasta el fondo. Los tornillos de las casas de las mujeres tienen que ser atornillados por mujeres. Suaves y medidos).
La cajita aplastada durmió en paz debajo de la cama. Lo hizo por muchos días. Creo que en ese momento fui feliz.
Una noche, un ruido fuerte me despertó. Dormida y despeinada fui entendiendo que estaba en problemas. Todo a mí alrededor se movía. No eran sacudones, sino un suave deslizar de escenarios. Lo único que pude pensar es que todo era mentira. ¡Una mentira grande como una casa! La vida es una gran puesta en escena (Este dato es muy importante. Uno tiene que descubrirlo por uno mismo. No sirve que otro te lo diga. Hay que entenderlo desde el corazón. Por ejemplo, estas en la playa, mucha gente, hace frío porque ya es tarde. Querés hacer pis. El mar no, porque esta helado. Un bar no, porque queda lejos. Te sentás en una piedrita y haces pis. Mientras tanto miras el mar con cara poética, con cara de recordar un amor prohibido, o un amor imposible. La gente pasa y cree en tu cara. Nadie sospecha que al mismo tiempo estás haciendo pis. Les montas a los otros lo que los otros quieren ver, y yo en eso era una experta, pero no lo sabía… hasta este momento, en que me había dado cuenta que todo es mentira).

Aterrada pedí ayuda. Si bien era bueno saber que lo real no existe, también era bueno creer en algo. Estaba suspendida en mi cama flotadora, con objetos olvidados de todos los tiempos.
Un conejo rosado salió por debajo de una silla y me dijo: “Nunca escuches al conejo violeta. A ese le gustan las pruebas fuertes. Si querés salir de la caja, tenés que nadar hasta el borde. El borde no existe, pero podés inventar uno”.
Estaba zambullida en la caja infinita. Ella me había tragado. Hice fuerza con la cabeza como para creer que podía nadar en ese espacio ilimitado. Recordaba un sueño repetitivo en que puedo volar. Pico, salto, hago un movimiento de cabeza seco y vuelo.
Tantas cosas alrededor. Múltiples, de todos los órdenes. Es increíble lo que uno puede llegar a olvidar. Esta capacidad humana de perder cosas.
Era lindo volver a verlos. Siempre fui curiosa y nostálgica. Pero así y todo quería regresar. Seguir flotando, seguir creyendo en un borde inexistente.
Pude salir. Y debo decir que cuando lo hice me sentí muy privilegiada. No todos pueden echar ese vistazo al caos del olvido.
Sin embargo la cajita seguía allí. Yo sabía lo poderosa que era.
¿Qué sería capaza de hacer con ella? ¿Cómo disimular lo indisimulable, cómo soportar su peso y su sombra siguiéndome a todas partes? (En esta etapa a uno le pasan cosas muy inverosímiles. Perdés el control de tu cara. Tu semblante lo dice todo y te volvés un papel de calcar. Estas en una cena y te azota un llanto contenido, lo cual es mas bochornoso, porque el llanto sale cortado y deforme. Alguien habla seriamente y no podes dejar de reírte. Solo pensarlo, reís más. Hasta la vergüenza causa gracia).
Por detrás de la cortina un conejo turquesa se asomó y me dijo: “Nadie pide que seas nadadora en la caja de las desmentidas. Pero si pretendes deshacerte de la caja, deshacela vez por vez. Pescás un olvido y lo acaricias. Lo soplás, lo transformás, y lo despedís. El arte de soltar lo olvidado”.

Han pasado algunos años y creo que estoy lista. En tu nombre conejo turquesa, revuelvo mi caja. Algún día podré decir que no queda nada. Podré ir a comprar el pan libre de culpa y cargo. Podré sentarme en mi ventana, veré la tarde caer, y libre de toda sospecha me tomaré un té de manzanilla hasta vaciar mi taza.

3 comentarios:

Rinostalgias dijo...

Larita...que gusto conocer su cajita y sus conejos, y todas esas cosas que tiene uste en su cabecita y corazón. Como buen fan suyo que soy, es un gusto darle el primer comentario en su blog. ;-)
Va un beso pa uste y un abrazo pa los conejos.

Llanos
http://rinostalgias.wordpress.com/

Anónimo dijo...

Hola Princess!! me encanto! gracias por compartirme, y siissii quiero recibir sus novedades, le extraña y estima mucho, Sil, o mundialmente conocida como Mss Cholis! :)

Anónimo dijo...

no creo tu cajita quede sin nada, seguro buscas y encontrás y contarás, y acá estoy para leer, escuchar e imaginar lo que soplas desde ahí adentro para transformar mi cabezota y soltar una sonrisa.
Abrazo